sábado, 21 de enero de 2017

Vivir de otra manera: 'Captain Fantastic'. Ser en lugar de tener

Por Tesa Vigal
'Captain Fantastic' de Matt Ross parece una peli sacada de los años 60-70, época de la contracultura, cuando se exploraban formas de vida alternativas, lo importante era la auto realización en lugar del dinero. Ser en lugar de tener. Además, la interpreta el enorme actor Viggo Mortesen, y lejos de alabar utopías es una indagación honesta, como la del propio padre de la historia, lleno de contradicciones pero no sólo admitiéndolas sino dispuesto a subsanar errores. Aunque algunos tengan largo alcance, porque su forma de vida paralela, en una cabaña en el bosque llena de libros y de la guitarra de su padre, abarca a sus hijos y, en un momento de la historia surge lo inevitable. Uno de ellos, un chaval de unos 12 años se rebela, quiere celebrar la navidad como todo el mundo, y cuestiona la visión de su padre. Además, la madre de los niños muere en un hospital cercano a la casa de sus padres conservadores, y su marido y sus hijos tienen que salir al exterior para el funeral, dar la cara con su aspecto estrafalario de aire hippy, su ignorancia del mundo exterior, su enorme y chocante cultura en comparación con sus primos ignorantes, adictos a los videojuegos.



Todo ello pone sobre la mesa el tema principal. El padre es un adulto, puede vivir como quiera, pero ¿qué derecho tiene a mantener apartados de la sociedad a sus hijos, sin darles la oportunidad de elegir por ellos mismos?

Hay un tema políticamente incorrecto, ahora que está mal vista la caza y en auge el vegetarianismo. Los niños cazan para comer. Su padre les regala cuchillos, forma parte de la enseñanza de vivir en y de la naturaleza. Impresionante la primera escena con un ciervo en el bosque y el hijo mayor, adolescente, pintada la cara para cazar, al acecho, en silencio.



Complicidad entrañable la noche que empiezan a hacer música y bailar, primero con la guitarra, a la que se suma la percusión sobre un cajón y las voces cantando. Y cuando se le piden argumentos al chaval que quiere celebrar la navidad, todos tranquilamente dispuestos a escuchar y debatir.

Se me ocurre que el aire voluntarioso de ciertos momentos de la película, surge de manera inevitable, por la propia situación buceadora de la historia, en estos tiempos en que ese tipo de planteamientos es insólito, porque las reivindicaciones van por otro lado, un lado muy adaptado a la sociedad, reclamando mejoras económicas y puestos de trabajo. Por eso, quizás, la forma de vida de esta familia suena más que utópica extraña, porque las motivaciones contraculturales ya no están en el aire, y para muchos son inimaginables, o absurdas, o… Justo lo que pensaban de ellas los padres de los hippies de aquellas décadas.



Me encanta una frase de Noam Chomsky, el filósofo favorito del padre hippy, cuyo cumpleaños celebran todos en lugar de la navidad: “Si asumes que no existe esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que existe un instinto hacia la libertad, entonces existen oportunidades de cambiar las cosas”.